Todo empezó con un ratón

Todo empezó con un ratón

Hola amigos!

Si bien en acerca de mi les conté como los desafios en mi búsqueda de bienestar me alinearon con mi propósito, muchos de ustedes me conocen por mi profundo amor por los animales, mi estilo de vida basado en plantas y/o las recetas veganas que les comparto en mi Instagram. Por eso en el inicio de este espacio quiero hablarles del inicio de este estilo de vida.
No se preocupen, que no intentaré convencerlos de hacerse veganos o vegetarianos pues aunque sueño con un mundo sin sufrimiento (ni humano ni animal), y sé que es un estilo de vida súper saludable, también puedo comprender si sienten que hoy no es para ustedes, y como sé que ya tendremos tiempo para profundizar en eso, hoy solo les quiero
echar el cuento de cómo empecê yo este camino.

De niña amaba locamente a los animales y más de una vez cuestioné porque me tocaba comerlos, pero habiendo nacido en los 80°s y como buena hija de mamá colombiana (te amo mamá) mientras yo viviera bajo su techo se seguían las reglas de su casa y eso por supuesto que incluía a la comida. Así que la idea de no comer carne no sólo nunca prosperó, sino que con el tiempo pasó al olvido y no fue hasta varios años después de vivir fuera de casa que empecé de vuelta a sentir que comer animales ya no era para mí Y ahí es cuando digo que todo empezó con un ratón: En el 2008 vivía en la hermosísima Venezuela, con mi novio de aquel entonces, en un lugar divino, rodeado de naturaleza y por lo tanto de ardillas, lagartijas y otros animalitos. El asunto es que luego de un viaje de fin de semana, regresando a casa nos encontramos de inquilinos a una familia ratones.


Luego del susto, el asco y los gritos, empezamos a pensar cómo deshacernos de ellos. Yo no quería lastimarlos y mi idea fue atraparlos con un balde y una escoba, método fallido que le aprendí en mi infancia a una amiga de mi hermana. Larga historia hecha corta: no funcionó y mi novio preocupado por las enfermedades que podrían traer decidió poner una «comidita que hacía que murieran en otro lado» ya que yo me había negado a que se pusieran en casa las trampas tradicionales.


Claramente jamás me pregunté qué era esa comida y que iba a pasar con los ratones, pero el universo se encargó de mostrarmelo perfectamente (personas susceptibles salten lo que queda de este párrafo). A la mañana siguiente me encontré en la puerta de casa a uno de los ratones tirado en el suelo respirando con mucha dificultad. Obvio que ahora entiendo por qué y cómo funciona, y no entraré en detalles innecesarios, pero les puedo decir que me sentí miserable al verlo agonizando.


Ese día todo el amor que sentía por los animales tomó una forma diferente, yo no quería volver a contribuir a su sufrimiento y no lo haría más (o bueno, eso creía). Aclaro que para ese entonces el veganismo ni siquiera existía en mi mente como concepto y no llegó sino varios años después, por eso en el momento mi cerebro hizo la conexión más evidente: la muerte de un animal y de qué forma estaba yo contribuyendo a que sucediera, es decir, con lo que ponía en mi plato. Inmediatamente volvieron a mi las memorias de infancia en que lo cuestionaba y según yo decidí que ya no comería más carne.


Viviendo en pareja con alguien que no tenía interés en hacer ese cambio, y lo vivido con mis patrones alimenticios opté por hacer el proceso gradualmente y educarme al respecto. Primero deje carne de vaca, unos meses después de comer pollo, y a principios del 2010 comi por última vez pescado.
La mia no fue una de esas transformaciones de 180 grados de un día para el otro y en el camino tuve varios tropezones pero hoy mirando para atrás puedo decirles que no me arrepiento ni un poco de la decisión que tomé y que cambió por completo no solamente mi vida, sino la de todos los animales que dejaron de estar en mi plato.

¡Oh, wow! Fue un viaje al pasado (literalmente) sentarme a recordar esta historia. Y disfruté escribir esto para ustedes y espero que puedan conectarse un poquito más conmigo a través de ella. Como se hizo larga y no los quiero aburrir, dejaremos para otro post el momento en que el veganismo entró en mi radar.


Con amor, Grace

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