Gratitud y Felicidad

Gratitud y Felicidad

¡Hola, hola!


Hoy quiero hablarles de un hábito maravilloso: ¡Agradecer! Y estoy segura que no es la primera vez que se encuentran con esta información. Es simple, entre más agradecidos somos, mayor grado de felicidad en nuestra vida, ¿verdad?
Entonces si es algo aparentemente tan fácil porque muchas veces nos resulta difícil implementarlo?


Verán, naturalmente estamos programados para identificar aquello que nos falta, que debemos mejorar y/o aquello que representa peligro. Y esto es básicamente un rasgo evolutivo, o lo que llamaríamos coloquialmente «instinto de supervivencia», es en parte, lo que ha hecho que tú y yo hoy podamos estar aquí.


El que los estímulos negativos tengan más atención de nuestro cerebro que los positivos, hace que no nos estanquemos, que si nos falta comida o abrigo no nos quedemos satisfechos con el bienestar que nos generó lo anterior, sino que busquemos una nueva fuente de energía y protección, que nos pongamos en movimiento, o que (según el ejemplo cliché) si un tigre está merodeándonos, recordemos la vez que se comió a nuestro colega y salgamos corriendo para no tener el mismo destino. Pero esto también tiene efectos sociales, pues si manifestamos comportamientos que son repudiados y tenemos la capacidad de identificarlos, podremos cambiarlos y por lo tanto no seremos expulsados de nuestra tribu (evitando morir en las garras del mismo tigre de la escena anterior).


Ya pasando de los ejemplos aunque cliché absolutamente válidos, hay cientos de estudios que muestran cómo este sesgo negativo atraviesa nuestras interacciones sociales, sexuales, laborales, nuestros patrones de aprendizaje y hasta la predisposición a desarrollar comportamientos patológicos. Todo esto hace parte de un tema mucho más complejo que excede el objetivo de post pero que nos permite entender que no nos encontramos frente a un asunto de simple disciplina o buena voluntad. En palabras más sencillas, dense crédito si lo intentan y fallan, si no les sale o hasta si les disgusta por un rato! Es parte del proceso, pero vale la inversión energética y ahora les explicaré por qué.

Ya pasando de los ejemplos aunque cliché absolutamente válidos, hay cientos de estudios que muestran cómo este sesgo negativo atraviesa nuestras interacciones sociales, sexuales, laborales, nuestros patrones de aprendizaje y hasta la predisposición a desarrollar comportamientos patológicos. Todo esto hace parte de un tema mucho más complejo que excede el objetivo de post pero que nos permite entender que no nos encontramos frente a un asunto de simple disciplina o buena voluntad. En palabras más sencillas, dense crédito si lo intentan y fallan, si no les sale o hasta si les disgusta por un rato! Es parte del proceso, pero vale la inversión energética y ahora les explicaré por quê.
Si constantemente estamos viendo lo que creemos que no tenemos, lo potencialmente peligroso de cada experiencia o lo que no se ajusta a nuestras expectativas, básicamente nos conectamos con carencia y negatividad, llevándonos a una espiral descendente de baja vibración. Es decir: si nos centramos en lo negativo sólo eso vamos a ver.


¿Cómo así? Claro, piénsenlo, hoy los peligros para la mayoría de nosotros, quienes estamos frente a nuestro dispositivo leyendo estas líneas, no son el tigre, la desnutrición o la aniquilación de nuestra especie, sino cuestiones relacionadas con estatus social, carrera profesional, soledad o falta de relaciones satisfactorias. Pero químicamente nos afecta igual y por ello y otros factores del estilo de vida actual, basta con mirar a nuestro alrededor para ver muchas personas, y a nosotros mismos en múltiples ocasiones, sumamente estresados, ansiosos o deprimidos, con diferentes síntomas de salud que lo reflejan y con insatisfacción en nuestras relaciones interpersonales.
La buena noticia es que, en palabras de Alex Korb, «las pequeñas cosas que hacemos habitualmente pueden crear una espiral ascendente de sentimientos positivos en el cerebro», por eso no hay genética o cuestiones externas que dictaminen nuestro bienestar si nos comprometemos a regular nuestros estados emocionales a través de la gratitud.


Por supuesto no es una pastillita mágica, y como todo hábito requiere de nuestra constancia e inversión energética, pero creanme que sin importar aquello que estén pasando siempre hay algo que pueden agradecer y por eso les propongo un ejercicio súper sencillo para empezar:

.Escriban todas las mañanas 3 cosas que agradezcan de su día anterior, puede ser el tener una cama donde dormir, la sonrisa de un extraño que se cruzaron en la calle o la maravilla de poder respirar, ver la luz del sol o abrazar a un ser querido. Con el pasar de los dias descubrirán que su vida está llena de cosas divinas por las cuales estar agradecidos.


• Si no son fanáticos de la escritura, no dejen que eso los aleje de esta práctica. Pueden usar mensajes de voz, notas de texto en su celular o la app gratitudegarden que provee el espacio para escribir esas 3 cosas, otorgando puntos diariamente para que completen un curioso jardin, además cuenta con frases inspiradoras y pueden programar para que la app les recuerde cosas que agradecieron en el pasado. Yo la he usado en diversas ocasiones y creo que es una fantástica herramienta.


Espero que se animen a empezar hoy, y que me cuenten por Instagram o Facebook ustedes que agradecen hoy.